El poder para materializar hechizos
Las runas no tenían nombres abstractos como las letras del alfabeto latino, sino que se conocían por palabras comunes. Comenzaban por el sonido representado por la runa.
Esto hizo que se cargaran del concepto del nombre del objeto usado y que cada runa se convirtiera en un símbolo de ese concepto: así era posible emplearlas como representaciones a modo de tarot.
A partir de entonces comenzó a extenderse la creencia de que las runas tenían el poder de materializar los hechizos, invocaciones o maldiciones escritos sobre determinados objetos, los llamados amuletos runicos.
Un erilaz sería aquel experto en el conocimiento de las runas, capaz de transmitir su poder a los objetos
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